De origen alemán, el estilo “kitsch” destaca por el dominio del color y de las formas llamativas y originales que se alejen de los cánones decorativos tradicionales y más convencionales. Tonos como el rosa chicle, el amarillo, el azul añil, el verde manzana o el rojo son los tonos favoritos para conseguir este ambiente tan original como extravagante. El plástico, el cristal, las pieles sintéticas, el metracrilato o el alambre, son algunos de los materiales que se utilizan para llamar la atención.
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