Seguir una dieta equilibrada, renunciar a determinados alimentos, cuidar nuestra postura, mimar la piel para que sea lo más elástica posible, practicar ejercicios de respiración... Muchos de los cuidados de la mamá durante el embarazo repercuten directamente en el desarrollo del bebé y el parto una vez concluídos los nueve meses de rigor.
El ejercicio diario, en especial el ejercicio aróbico, es una de esas reglas de oro para todas las futuras mamás, que influyen positivamente en la gestación y el tipo de parto cuando se practica de forma moderada. De hecho, las mujeres embarazadas que realizan ejercicio de manera regular experimentan importantes mejoras en su salud, así como en la respuesta cardiovascular del bebé.
El embarazo es un momento excepcional, en el que todos los sistemas del cuerpo se adaptan para desarrollar la relación entre madre e hijo: el aumento de peso, las alteraciones hormonales, los numerosos cambios anatómicos y locomotores... Una serie de estados completamente nuevos que, sumados a estilos de vida inadecuados, como una mala alimentación o el sedentarismo, colocan a la mujer embarazada ante el riesgo de importantes alteraciones, que van desde la diabetes gestacional hasta problemas en el suelo pélvico.
La práctica de ejercicio físico se convierte así en un hábito fundamental para la prevención y el tratamiento de diversas complicaciones, con beneficios que se extienden hasta el momento del parto. El deporte, además, ayuda a prevenir la temida depresión gestacional, que afecta a entre un 10 y un 30 por ciento de las mujeres embarazadas, con su consecuente impacto sobre el desarrollo cerebral del feto, el riesgo de parto prematuro, el bajo peso del bebé al nacer, o las dificultades en la alimentación y problemas de sobrepeso durante la niñez.
El ejercicio diario, en especial el ejercicio aróbico, es una de esas reglas de oro para todas las futuras mamás, que influyen positivamente en la gestación y el tipo de parto cuando se practica de forma moderada. De hecho, las mujeres embarazadas que realizan ejercicio de manera regular experimentan importantes mejoras en su salud, así como en la respuesta cardiovascular del bebé.
El embarazo es un momento excepcional, en el que todos los sistemas del cuerpo se adaptan para desarrollar la relación entre madre e hijo: el aumento de peso, las alteraciones hormonales, los numerosos cambios anatómicos y locomotores... Una serie de estados completamente nuevos que, sumados a estilos de vida inadecuados, como una mala alimentación o el sedentarismo, colocan a la mujer embarazada ante el riesgo de importantes alteraciones, que van desde la diabetes gestacional hasta problemas en el suelo pélvico.
La práctica de ejercicio físico se convierte así en un hábito fundamental para la prevención y el tratamiento de diversas complicaciones, con beneficios que se extienden hasta el momento del parto. El deporte, además, ayuda a prevenir la temida depresión gestacional, que afecta a entre un 10 y un 30 por ciento de las mujeres embarazadas, con su consecuente impacto sobre el desarrollo cerebral del feto, el riesgo de parto prematuro, el bajo peso del bebé al nacer, o las dificultades en la alimentación y problemas de sobrepeso durante la niñez.
Fuente: hola.com
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