Mientras el sábado todos llorábamos la muerte del año, Lindsay Lohan se lanzó a lo que mejor se le da de todas las cosas: beber como si tuviera un hijo en la cárcel.
La noche empezó bien: mientras todos sus amigos tomaban chupitos de limón (y algo más), Lindsay se conformaba con su zumo de fresa, como si volviera a ser la niña Disney pecosa que nos encantaba. Pero estar en un grupo de gente borracha mientras tu tomas zumo no es muy divertido para Lindsay, y empezó a pedir martinis. Uno detrás de otro. Y a beber de los vasos de los demás. Al final acabó como las Grecas tirada por el hotel. El responsable del hotel la vio tambaleándose y fue a ayudarla. Sorprendentemente, Lindsay se mostró de lo más amable, dándole las gracias y contándole su vida (mis amigos me han dejado tirada, un clásico atemporal de las borracheras). Se puso a gritar “Me habéis dejado!!! ¡¡¡Estoy sola!!! ¿¿DONDE ESTÁIS?? y el responsable del hotel la tranquilizó. Entonces ya se desmayó y el resto es historia.
Es una pena que, si esto es verdad, Lindsay siga cayendo en lo mismo. Los paralelismos con Amy Winehouse están a la vuelta de la esquina, y aunque el caso no sea el mismo ni de lejos, seguro que lo usarán para meterle miedo y que vea que así no.
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Wow!! eres una persona muy ¨In¨ !!!